Burning

Hay cosas que no se pueden aprender, ni fingir. Se tienen o no se tienen. Johnny Cifuentes —Johnny Burning, Johnny Cocodrilo, Johnny a secas— lo tiene. Tiene ese algo que no se compra ni se hereda, que solo pertenece a los elegidos por el rock and roll. Y él no solo fue elegido: lo convirtió en su religión, en su camino, en su casa y en su trinchera.
Durante más de cuatro décadas, Johnny fue el corazón palpitante de Burning, una de las bandas más emblemáticas del rock español. Nacidos en los barrios del Madrid más castizo, se convirtieron en leyenda a base de noches eternas, riffs incendiarios y letras que hablaban de amor, asfalto y rebeldía. Burning no era solo un grupo: era una actitud, una forma de entender la vida.
Johnny Cifuentes fue el único miembro que resistió el paso del tiempo, las ausencias, los cambios y los excesos. Se mantuvo firme como un faro en mitad de la tormenta, guiando a Burning hasta el último concierto. Pero incluso las leyendas necesitan cerrar ciclos, y Johnny decidió poner punto y aparte sin renunciar a lo vivido. Era el momento de comenzar una nueva etapa.

Así nació “Hagámoslo”, su primer trabajo en solitario. Un disco que no es una ruptura, sino una evolución. Una colección de canciones que son capítulos independientes de una misma historia: la suya. Composiciones cuidadas al detalle, en las que la energía del rock clásico se mezcla con la emoción del que ha vivido mil batallas y aún tiene fuego en las venas.
En esta nueva aventura no está solo. Le acompaña Nico Álvarez, guitarrista excepcional y cómplice musical. Juntos, han dado forma a un álbum producido a cuatro manos, en el que las guitarras de Nico se entrelazan con los teclados y la voz inconfundible de Johnny, creando un sonido tan auténtico como atemporal.
Johnny Burning no se despide, se transforma. Sigue siendo ese forajido del rock, ese tipo de vuelta de todo que aún tiene mucho que contar. Porque cuando se tiene, se tiene. Y a Johnny le sobra.